Santuarios veganos
Si te digo que existen lugares y espacios en donde habitan animales en libertad, con bosques, pastos, ríos… lo primero que me dirás será… ¡Anda! Pues claro, en el campo, no hay que ser muy listo… ¡espera! ¿Hablas de un zoo? ¿De una protectora?
Pues no. Yo no me refiero a eso. Hablo de lugares en donde viven animales sin que importe la especie, donde animales humanos y no humanos tengan la misma importancia. Los animales que llegan allí son libres, se les da una oportunidad única para vivir protegidos y en armonía de forma permanente hasta el final de sus días. No son vendidos, ni adoptados, ni cambiados ni usados para otros fines que los de su propia existencia en ese entorno protector.
Esta figura nacida en Estados Unidos, llamada con muy buen criterio “santuario”, nace del deseo de protección frente a tanto dolor que sufren estos animales en las explotaciones, y sus fundadores no se paran frente a nada porque cada vida cuenta y hay que dar a conocer la realidad. Son lugares tránsito del dolor al paraíso.
Promover el veganismo, acciones de rescate, cuidados y rehabilitaciones de animales enfermos, concienciar y educar en la idea de que los animales no deben ser usados, explotados ni sacrificados en beneficio del ser humano, son algunas de las misiones de todos ellos en diferente medida. Pero la misión más importante en la que todos coinciden es la de cambiar la concepción de mundo, conseguir no abusar de otras especies en nuestro sistema alimentario.
Ni la sociedad ni la legislación están preparadas
Configurar un hogar seguro para estos animales no es fácil. Hacer un hogar permanente para ellos supone mucho esfuerzo, valentía y mucha compasión. También se requiere un cambio en las administraciones y a la legislación a la que se deben someter. No hay normativa especial para ellos. Como siempre, es antes la apertura de mentes que el cambio de leyes. Es todo tan leeentooo y tan cuuuutre…
En casos se ha dado pasos pequeños pero importantes en las normativas de algunas comunidades, aunque creo que estos espacios aún siguen siendo considerados como explotaciones ganaderas extensivas. Y esto es un arma de doble filo y no se ajusta a las necesidades de los santuarios. No son explotaciones, ni por asomo. Además en esa “explotación” ningún animal será consumido por lo que cualquier enfermedad es tratada pero sin pensar en el posterior consumo… además, en un santuario todos se identifican por su nombre, su personalidad y su historia, no por el crótalo identificador que obligatoriamente les tiene que poner… y eso» choca» con la norma.
¿Os acordáis de la vaca Margarita, el bovino más mediático?
Incluso los veterinarios han cambiado su forma de actuar y pensar y digo por qué. Cuando un animal de una explotación para consumo enferma y no puede tratarse, la inmediata es sacrificarlo para que no llegue a la cadena alimenticia, como un producto de mierda que pierde valor. Pero en los santuarios, el animal enfermo no llega a la cadena y se le debe tratar, así que los veterinarios han de formarse en otras técnicas, recordar que no son mascotas y conseguir mantener a ese animal lo mejor posible. ¿Para cuándo una legislación específica y una administración que la sepa aplicar?
Baja de la nube y arrima el hombro
Y algo que no podemos pasar por alto es que estos santuarios y sus protectores no se pasan el día en Nirvana ni comiendo del aire. Realizan un trabajo impagable 24 h/360 días. Se necesita un aporte económico grande para poder mantener a todos sus residentes y eso depende en gran medida de nosotros, de nuestro apoyo y aportaciones. Los santuarios no pueden acceder a subvenciones de la Administración porque no “cumplen”. Son chic@s malos…
No podemos consentir que se llegue a situaciones límites como la que están sufriendo en Leon Vegano Animal Sanctuary en estos días porque no se encuentran en lugar seguro, ni físico ni emocional por acosos incesantes. Y la pena es que no solo son ellos los que sufren algo similar.
La solución viene de nuestra mano y nuestras ganas. Ahora es muy fácil encontrar aquel santuario con el que te encuentres más vinculado e identificado, por vecindad o actividad. Una mínima aportación económica para estos santuarios, apadrinamientos, donaciones, lanzar iniciativas colaborativas y alternativas para conseguir fondos para todos ellos, conciertos, festivales… cualquier actividad participativa será beneficiosa para el santuario. Sería una forma digna de contribuir para que sigan con esa labor de rescate y de educación ante “la necesidad urgente de vivir un estilo de vida vegano ético y respetar a TODOS los animales por igual”, como dice mi sabia Evelyn.
Y en La Huella Vegana lo sabemos. Por eso muchos de sus platos son solidarios con proyectos de este tipo. Somos conscientes y realistas y ahí estamos, arrimando el hombro, la pata y lo que haga falta.
Hay ya más de veinte santuarios de este tipo en España, veinte espacios donde muchos afortunados encontrarán otra oportunidad y nosotros una buena conciencia. Un nuevo panorama que se nos abre para poder aprender más y dar sentido y coherencia a nuestra vida.
¡Nosotros colaboramos con Salvando Peludos!
¡Bien hecho Carmen! Toda ayuda es poca para ellos, sean quienes sean… sigue así y gracias por tu comentario.