¿Picotas o cerezas?
«Las palabras y las cerezas, unas con otras se enredan»
Las cerezas bien merecen un espacio para hablar sobre ellas. Aparte de ser unos frutos preciosos y muy apetecibles, nos aportan muchos beneficios para el cuerpo y el alma.
La cereza es el fruto de árboles de la familia de las rosáceas, del género prunus. Hay muchas variedades de cerezas, dependiendo del origen, maduración, polinización y forma de floración, aunque las principales y conocidas por su comercialización son las cerezas ácidas o guindas (Prunus cerasus) y cerezas dulces (Prunus avium).
Cultivadas desde la Prehistoria, puede que llegasen a Europa desde Asia Menor con las migraciones de aves y de humanos. Por restos de huesos en asentamientos de la Edad de Piedra, se sabe que las cerezas se usaban para fabricar un líquido fermentado que se convertía en alcohol y que seguro que les daba mucha “alegría” a esos primeros humanos.
La ciudad italiana de Cerasonte fue una de las primeras en cultivar cerezos, de ahí quizás provenga su nombre aunque también se baraja la teoría de que fueron los griegos que usaban esta fruta como remedio depurativo, quienes la dieron el nombre de “kerasos”.
Beneficiosas
Ricas en vitamina C y bioflavonoides, hacen que la cereza se utilice como un antioxidante natural y que se consuma mucho en primavera y verano por su mínimo aporte de calorías y gran cantidad de agua. Aptas para diabéticos por su contenido en fructosa en dosis recomendadas. Contienen abundantes minerales como hierro, magnesio y potasio y son muy apreciadas por su acción depurativa en la sangre y organismo en general.
Cerezos en flor
Las cerezas son frutas de primavera muy esperadas porque son deliciosas. Y no hay nada más bello que ver campos de cerezos en flor. Son flores que duran muy poco tiempo y vale la pena dedicar un viajecito para ir a ver estos paisajes espectaculares. Se recomienda viajar a Japón en la época de floración del cerezo para admirar ese momento de explosión de color rosado que es tan breve por durar solo una semana. En la cultura japonesa, la flor del cerezo “sakura” se asocia con la fragilidad y transitoriedad de la vida.
España tiene la gran suerte de contar con una zona en Cáceres donde cultivan una variedad autóctona valorada mundialmente y con denominación de origen “Cereza del Valle del Jerte”. La mayor parte del Valle del Jerte está plantado de cerezos con muchas variedades de cerezas y picotas.
La recolección en el Valle dura tres meses. Se comienza recolectando cerezas a finales de abril hasta finales de julio. Durante ese tiempo se organizan actividades en esa localidad como ferias con degustaciones, rutas guiadas y jornadas gastronómicas cuyo programa podéis consultar aquí Cerecera 2019
Pero… ¿Sabes diferenciar cerezas de picotas?
Las picotas son las cerezas que solo se producen en el Valle del Jerte y en la zona de la Vera. Las variedades más conocidas «Pico negro» y la «Ambrunés». Posee denominación de origen protegida “Cerezas del Jerte”. Su maduración es algo más tardía que la cereza y su temporada se extiende desde los últimos días de junio a finales de agosto. Es decir, que primero nos llegan las cerezas y a finales de junio, cuando ya quedan pocas cerezas, aún nos quedan las picotas.
Es muy, muy rica, dulce y algo más pequeña que las cerezas, pero de gran calidad. Y lo más importante… la picota no tiene «rabito». Y no nos pueden timar, porque a las cerezas, si se les quita el pedúnculo pierden líquido y se nota, mientras que las picotas tiene el hueco de donde salía el “rabito” cicatrizado desde su recolección. Las picotas dejan su pedúnculo en el árbol. También su semilla es algo más grande y su color rojo es más oscuro que las cerezas.
Y solo en su sabor sabréis que tenéis en la boca una maravillosa cereza picota del Valle del Jerte.