Decía un artículo de WWF que España es buena apagando incendios forestales, pero no evitando que se produzcan. Los campos, montes y bosques de la Península Ibérica se encuentran amenazados constantemente y con ellos los seres que los habitan y que no tienen alternativa ninguna.
Los que han vivido un incendio de cerca saben el horror y el miedo que se siente. El fuego no respeta a nadie y arrasa todo a su paso. Ni los cortafuegos, ni ríos les frenan y el clima cálido de los veranos, ahora incrementado por el cambio climático, favorece su propagación. Esa es su naturaleza, sean provocados o de origen natural, sus consecuencias positivas o negativas afectan a todas las piezas del ecosistema, a la vegetación, al suelo, al aire, a la fauna…
Es cierto que muchas especies necesitan el fuego como parte de su ciclo biológico, pero la repetición y la virulencia de los incendios es negativo para la mayoría.
Cada año nos llegan datos de hectáreas que arden, vecinos de pueblos y urbanizaciones que son desalojados con la incertidumbre de la pérdida de sus casas, enseres, vehículos… pero pocas veces se centra la información sobre las especies animales que son afectadas y de su muerte directa si no están capacitadas para afrontar el fuego.
Muchas instalaciones en donde se encuentran encerrados animales de explotaciones se ven afectadas de forma dramática por el fuego. Animales que huyen aterrorizados y otros que no tienen opción por las malas condiciones en las que los tienen y quedan atrapados.
La fauna silvestre está expuesta a las llamas como los que más. Caballos salvajes que son verdaderas joyas, se han visto afectados por incendios en el área de Pontevedra, por poner un ejemplo. Pequeños y grandes, conejos, lirones, erizos, zorros, ciervos, reptiles, insectos… los que puedan escapar no encontrarán alimento después porque la cadena trófica estará afectada. Otros quedarán malheridos, aturdidos o ciegos.
La pena es que las autoridades no consideran a estos animales víctimas de los incendios. En los últimos años, grupos de voluntarios prestan su apoyo en labores de extinción de incendios, pero en la mayoría de las ocasiones se ven impotentes por no poder acceder a zonas quemadas para atender a estos seres heridos porque la ley no permite que un particular recoja un animal silvestre en ningún caso.
Después de todas las experiencias sufridas en tantos incendios vividos en estos años, no se pierde la esperanza de que se ponga en marcha un protocolo de emergencia para permitir una mayor ayuda para el rescate de todo tipo de animales no humanos, sin diferenciar la especie afectada en estos siniestros tan destructivos y en su mayor parte provocados por el humano.
¿Cómo evitar incendios forestales?
Sabemos que lo tenéis en cuenta, pero no está de más recordar algunos consejos:
– No abandonar residuos, botellas, objetos de cristal, papeles, arrojar colillas desde el coche…
– No hacer fuego en época de incendios. El 95% de los incendios forestales son provocados por humanos y por su negligencia.
– Precaución en viviendas ubicadas en zonas de riesgo, no poner setos con especies vegetales que ardan (arizónicas por ejemplo), no usar barbacoas, mantener caminos despejados y con depósitos de agua e fácil acceso…
– Evitar uso de vehículos cerca de matorrales
– Inversión en gestión forestal correcta y educación para aumentar la concienciación ambiental.
– Aplicar la Ley con todo su rigor. Porque… ¿alguien sabe en qué terminan las detenciones de pirómanos confesos y pillados in fraganti?