El veganismo llega a cualquier edad
Es curioso cómo cuando en una reunión o, casi siempre en una comida de trabajo o familia, comentas que has optado por la dieta vegana, te dan casi el pésame y hasta te restriegan los trozos de jamón y langostinos por la cara. Inmediatamente te preguntan por tu salud, por tus digestiones y falta de vitaminas. Qué preocupación más grande de repente muestran por ti. ¿Por qué no se preocupan por los que han matado y que ahora tienen en su boca?
Pero la cosa no queda ahí. Y si eres algo mayor, cuando has pasado de los 45 años, 50 o has pasado los 65… la cosa empeora en tu entorno, con tus amigos y con tu médico de siempre que será el más duro para devolverte al «buen camino»
Ya no solo te restriegan los trozos de carne por la nariz, si no que incluso, ofendidos, hablan sobre el buen sabor que te pierdes y te sentencian a una muerte fulminante por falta de proteínas y no sé cuántas cosas más si cambias a la dieta vegana, como un rayo vengador.
Cuando llegas a la madurez tienes mucha experiencia y riqueza vital. Has visto mucho en tu camino y en algún momento empatizas con los dolores de otros, animales humanos y no humanos. Y tomas las decisiones con absoluta certeza sin vuelta atrás. Y lo mejor… es que te da igual lo que piensen los demás, y ellos mismos se convencerán cuando vean lo bien que te encuentras en esta nueva fase de tu vida, llena de ética, honestidad y compasión.
El veganismo no es patrimonio de los millenials, el veganismo no tiene edad porque no es una moda de usar y tirar. Llega y lo tomas como un regalo para compartir y educar a los que vienen detrás. Las personas que están incluidas en La generación X, las anteriores y las siguientes, llamados con cariño «viejunos», cuando optan por el veganismo seguro que piensan «¿Y por qué no lo hice antes?»