Veganismo y cambio climático
Durante unas jornadas sobre naturaleza que se celebraron el pasado mes, hubo una charla especial realizada por un investigador experto en Cambio Climático que destacó por su cercanía e implicación con el veganismo. Entre otras cosas se habló de aquellos negacionistas que rechazan esta realidad presente en nuestro día a día y de la que hay que tomar conciencia y acción. Solo tenemos un planeta que se nos va… Hay que ser realista sin miedo alguno, lo que ocurre no se puede negar. Vivimos en una era de la que solo el hombre es responsable, el Antropoceno y ahora empezamos a ver sus consecuencias.
Ya en 2006, Nicholas Stern, especialista y máximo responsable de la lucha contra el cambio climático en Reino Unido, alertaba de las graves consecuencias del calentamiento global en la economía mundial y de la necesidad de actuar contra ello. ¿Hemos hecho algo desde entonces?
Hace apenas unos meses, en febrero concretamente, se publicó en la revista científica Science un estudio Reducing food’s environmental impacts through producers and consumers para reducir los impactos ambientales de los alimentos a través de productores y consumidores, y analiza el coste ambiental que tiene la producción de alimentos esenciales. El objetivo es encontrar soluciones efectivas dentro de todo ese sector amplísimo de productores de alimentos y el resultado está claro. El estudio argumenta con pruebas la importancia de hacer un cambio de dieta hacia los alimentos vegetales, dejando los procedentes de origen animal. Eso podría hacer más liviano el problema medioambiental. Creemos que a eso se acerca mucho al “veganismo” ¿Verdad?
El impacto ambiental para obtener una proteína de carne de vaca, por ejemplo, es mucho mayor en gasto de agua, utilización de tierra y suelos y emisión de contaminantes como CO2, que para lograr la misma cantidad de proteína de origen vegetal. A eso hay que unir que la producción de alimentos es responsable en un alto porcentaje de la acidificación del medio ambiente, eutrofización de aguas o deforestación con todo lo que ello conlleva.
O lo que es lo mismo, 1 Kg de carne de ternera necesita unos 15.000 litros de agua que se puede rebajar al uso de solo 1.800 para producir 1 kg de soja. No es lo mismo, ni mucho menos.
¿Qué coste ambiental supone alimentar a casi ocho millones de personas? Es un concepto que nos asusta y abruma por la respuesta que no queremos entender y más si la hacemos a la industria alimentaria y ganadera en particular.
Al parecer se necesita más de un 80% de la tierra para producir alimentos de origen animal y se les responsabiliza de un 60% de las emisiones contaminantes. Y a cambio… ¿cuánta proteína se consigue? Pues solo un 37% y no llega al 18% de las calorías para sostener la alimentación humana. Y esto ocurre de igual manera en piscifactorías aunque no usen tierra.
Está claro, debates aparte, que los gobiernos de muchos países ya están apostando por favorecer la alimentación vegetal en un 100% y girar a un cambio en el modelo alimentario. Sabemos que no va a ser fácil que la gente cambie su zona de confort por otras opciones en las que tengan que aportar paciencia, reflexión, compasión, solidaridad y cultura, pero confiamos en que podremos hacerlo. Demos un voto de confianza a las generaciones futuras. Estamos ya en el límite de sostenibilidad y puede que no haya vuelta atrás.
Tras muchos años de evidencias científicas, es obligación de todos conseguir un cambio radical, aprovechar el momento actual con sus oportunidades que se nos presentan para buscar alternativas. Realizar un cambio en nuestra alimentación a una dieta basada en plantas exclusivamente y olvidar alimentos procedentes de animales es casi la única solución con resultados significativos en el planeta. Así se evitaría tanta violencia y maltrato de todo tipo de especies sin distinción como el que diariamente ocurre. Eso también limpiaría mucho el espíritu mundial que buena falta nos hace.
Ojalá no solo se quede todo esto en buenos deseos, sino que se haga realidad este cambio radical en aspectos sociológicos y económicos. Renunciar a alimentos accesorios por nuestro planeta, por nuestras futuras generaciones y por las de todos los animales es algo que solo depende de nosotros.
¡Por un presente y futuro Vegano!